UVAPRESS
1/sep/2007
El naturista francés Maurice Mességué, en su libro Mi herbolario de salud, dice: "Eva comió la manzana, se la dio a Adán y aquí acabó el Paraíso Terrenal... En realidad, aquella manzana simbólica no es sino la traducción del latín "pomum" que significa simplemente fruta, sin más precisión. Pero que la palabra "pomum" haya dado nuestra manzana basta para demostrar la importancia (culinaria, económica, nutritiva y cultural) de esta esfera achatada vegetal -a imagen de la Tierra-, repleta de virtudes medicinales".
Efectivamente, el fruto de Eva nos hizo perder el Paraíso, pero vino a compensarnos bastante de sus fatales consecuencias remotas con el mayor aporte de salud que pueda tener fruta alguna.
La lírica reseña de Mességué contiene un encendido relato de las virtudes medicinales de las manzanas contra los cólicos, estreñimiento, dolor de cabeza, enfermedades de los ojos, ictericia...etc.., que han sido verificadas por recientes investigaciones médicas. Más adelante haré una reseña de los muchos componentes de la manzana y de los efectos nutritivos y medicinales de tiene -ensalzados por la medicina naturista con respaldo científic-, además de un extracto de lo que se ha publicado sobre los efectos preventivos que tiene este maravilloso fruto sobre la salud del corazón.
Dice Mességué que la manzana en sí es calmante ("una buena manzana al acostarse y el sueño acude más rápidamente", asegura); refrescante, diurética y antidiarréica. Ya nuestras abuelas curaban o trataban las diarreas con manzanas rayadas (dejando que se oxidaran algún tiempo con el aire ambiental) o bien asadas. Hoy se sabe que es porque las manzanas son muy ricas en sustancias que tienen la propiedad de hincharse en el estómago e intestino, con lo que, además de su acción astringente, absorben sustancias y microorganismos nocivos.
De las manzanas se describen numerosas propiedades que contribuyen tanto a la nutrición como a la curación o alivio de algunas enfermedades, siendo su principal beneficiado el aparato digestivo.
Pese a las numerosas hibridaciones a las que ha sido objeto, en las variedades hortícolas: Reineta, Starking, Golden, Fuji, Granny smith, Royal gala, Melrose, Belleza de Roma... y en decenas más, se encuentran azúcares asimilables para el buen equilibrio del cuerpo, ácidos esenciales (entre ellos, el ácido málico), pectinas, tanino, vitaminas y minerales imprescindibles para nuestra salud (potasio, sodio, calcio, hierro, magnesio, fósforo...).
Hace unos años, los investigadores Ershoff, Wells y Keys descubrieron que las pectinas que contiene, que forman parte de la membrana celular, bajan las cifras de colesterina en sangre por lo que puede decirse que previenen la aparición de infarto de miocardio.
Por otra parte, el Instituto Nacional de Salud Pública de Bilthoven (Holanda), y numerosos científicos e investigadores más tarde, han confirmado que las sustancias salutíferas contenidas en las manzanas disminuyen notablemente el riesgo de sufrir infarto.
Aunque muchas veces la cultura popular sea despreciada, por suponerse que carece de principios científicos o que éstos no son fiables, sobre las virtudes de las manzanas sobre el corazón hace mucho tiempo que en Inglaterra existe una sentencia popular que dice: "An apple a day, keeps the doctor awai", que nosotros podríamos decir: "Comiendo al día una manzana olvídate del médico. Tu salud será sana". Algo bueno, y no poco, contiene la fruta de nuestra perdición bíblica.
A. Rízquez
fuente: europasur