UVAPRESS
Argentina
Desde el año 1993, el día 22 de marzo se conmemora en el mundo entero como Día Mundial del Agua. Este año, la ONU propone centrar nuestra atención en la falta de saneamiento básico, que hoy es inaccesible para cerca de 2.600 millones de personas, equivalentes al 40% de la población mundial.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cerca de 1,5 millones de niños mueren por año en el mundo como consecuencia de la carencia de agua potable, saneamiento ambiental adecuado y condiciones higiénicas saludables.
Datos del Unicef señalan que en América Latina y el Caribe la segunda causa de mortalidad infantil, después de las enfermedades respiratorias, es la diarrea causada por infecciones transmitidas a través de manos sucias en la boca. El agua se vislumbra como el mayor conflicto geopolítico del siglo XXI, ya que se calcula que en menos de 20 años, la demanda será mas de un 50% superior al suministro. Cada país, incluso cada región dentro de estos, vive realidades muy diferentes respecto de este elemento tan indispensable para nuestra vida.
Vastas regiones de América Latina cuentan con enormes reservas hídricas. Sin embargo, esta parte del continente muestra uno de los mayores índices mundiales de consumo por habitante, esencialmente a causa del uso agrícola-forestal y minero y a no existir, ni ser inculcada por los Estados, una cultura del buen uso del recurso. Miles de empresas beben de forma gratuita el agua de nuestros ríos y luego vomitan en ellos toneladas de productos altamente contaminantes.
Miles de toneladas de venenos herbicidas son arrojados en los campos sojeros y en las tierras que han sido deforestadas para plantar los pinos y eucaliptos que comen las pasteras, venenos que infectan las napas y los ríos de donde proviene el agua que luego beberemos.
Cada vez mas gente toma conciencia de los graves problemas que enfrentamos y enfrentaremos por la escasez de agua potable. Pero lo más preocupante es que estos recursos están siendo privatizados y, cada vez más, controlados por grandes multinacionales, perdiendo los Estados la capacidad de establecer políticas de inversión para mejorar su distribución y accesibilidad mas allá del puro interés económico.Los recursos vitales, como el agua, no pueden convertirse en una mercancía y venderse al mejor postor, el acceso al agua potable para cubrir nuestras primeras necesidades constituye un derecho humano fundamental y cada generación debe intentar asegurar su sostenibilidad en el tiempo. El mundo debe adoptar una postura clara, con principios bien definidos, para detener la devastación de los sistemas hidrográficos. Si queremos preservar la vida en el planeta Tierra, necesariamente deberemos comenzar por salvar el agua. Debemos luchar para que el acceso al agua en la cantidad y calidad suficientes para la vida, se reconozca como un derecho constitucional humano y social, indivisible e imprescriptible, para que el agua sea tratada como un bien común que pertenece a todas las especies vivientes del planeta y para que los ecosistemas sean considerados bienes comunes.
Comencemos por entender que ese vaso de agua que hoy bebemos, para mas de 1.000 millones de personas en el mundo es una utopía, que ese aseo diario al que accedemos casi sin darnos cuenta, un 40% de la población mundial no puede obtenerlo.
Y mas aun, que es muy posible que, si no hacemos algo al respecto, eso mismo le suceda a nuestros hijos, a nuestros nietos o a nosotros mismos, en algunos años. Nos reencontramos la próxima semana, con una nueva entrega de esta publicación.
Ricardo Natalichio
Director de www.ecoportal.net